La lepra es uno de los males más antiguos que recuerda la humanidad, se conocía en Egipto, India, China desde hace 400-700 años antes de Cristo.
Los enfermos eran considerados hijo del Dios del mal y cuando morían se les untaban cera en su cuerpo para separarlos de la tierra y desnudos se colocaban en las torres de silencio para que fueran pastos de las aves de rapiñas.
La lepra antiguamente no era considerada una enfermedad sino una maldición o castigo divino. Estas creencias erradas respecto a la enfermedad de Lepra, daban lugar a que las personas por temor a provocar la ira de los dioses y ser victima de un castigo semejante rechazaban, maltrataban y hasta mataban a estas personas1. He aquí como se origina el infundado temor que por ignorancia inexplicable ha llegado con menos intensidad o en otras formas de agresión a nuestro tiempo causando tanto daño y perjuicios a los enfermos .He cierto que este temor o rechazo a las personas enfermas estuvo basado en la falta de conocimiento pues no es hasta 1873 que se descubre el bacilo de Hansen: el microbacterium Leprae 2,3 y en nuestros tiempo el resultados de las nuevas investigaciones han sido muy lentas para lo que espera la humanidad.
El paciente leproso es un ser bio-psico-social donde lo más preciado en ese momento para él, es su vida y la recuperación de su salud. Al paciente, familiares y al resto de sus relaciones interpersonales, se le debe explicar con detalle, en un lenguaje claro y sencillo todo lo referente a esta patología así como la seguridad de su curación futura incluyendo la preparación científica continua del personal medico y paramédico.
Dándole esta arma del saber, combatimos la ignorancia, además de proporcionarle poder porque saber significa saber hacer, que equivale al mismo tiempo felicidad 4 , con esta arma el paciente le da un sentido correcto a su vida en compañía de sus familiares y del resto de la sociedad, pues él necesita continuar trabajando, educarse, seguir creando y sentirse un hombre útil, respectado y querido por todo siendo este un derecho del ser humano.
Nuestro apóstol expresó: “Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad” 5
Dra. Alicia Bravo Hernández
Especialista de I grado en Dermatología. Instructora.